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jueves, 18 de noviembre de 2021

Naturaleza

Contemple la dulce voz de tu agonía,
La mire en medion de la tempestad y, en sin fines de ideas
Disfrute los mártires lamentos de su melancolía. 

¡He aquí mi cielo divino! 
¡He aquí el infinito mar de tierras!

Mi mente; convexa de llanuras, locuras suyas, 
Las risas sonoras de decadencia y tú, 
La vida misma recaída en las aguas de vino tinto, 
De un vicio, de un licor: nuestros placidos sabores de soberbia.
Más contuve mis palpitos, una manos tras otra, la zozobra. 
La lunatica fantasía de los cuerpos, 
Envoltorios de perversiones, contextos de frivolidad, 
Cómo los llanos y montes cubiertos de nieve.

¡Fatalidad total!
¡Fatalidad mortal!

Fascinación de lloriqueos de bebés eternos de enfermedad. 
Voces de placeres, adyacentes de tu mente.
El disfrute total de la melancolía; tus ojos, mis ojos, nuestros sexos sin fines de limitaciones. 
Soy el moño de tu arrogancia, la mezcla perfecta de tu mentira, 
Tu perfil de puestas solares 

¡Perfectas vidas mías! 

Y tú, lunatica avaricia de campo santos vírgenes.

¡Llévame y convenceme! 

Convencente de mis placeres y haz del silencio el ruido eterno. 
Observate, tus movimientos sobre la tierra

¡Tiemblan! 

Que truene.
Que llueva.
Que el mundo galope por tu mente. 
Que tus curvas perfiles de manto se adhieran.
Que tus labios el viento guíe su brisa. 
Que suene tu voz.
Que mire la tempestad tu vida.
Los lamentos placeres de polvos a creaciones van.
Los éxtasis vida dan. 

¡Vida da! 
¡Vida entrega! 

Natural velada extasiada de brisas y cantos.
Veladas de entrega total: vida de mi vida.
Naturaleza divina. 

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